Una de las más antiguas. La catedral de Colonia (Hohe Domkirche St. Peter) es un templo católico de estilo gótico, comenzó a construirse en 1248 (EFE)
La técnica se basa en la aplicación de nanopartículas, tras diseñar diferentes soluciones adaptadas a cada tipo de piedra, al clima que soportan y los problemas que les afectan.
El uso de estas partículas, que ya se probaron en catedrales de cinco países europeos y en el edificio de la Opera de Oslo, construido en mármol, pretende reforzar de forma más eficaz su estructura de piedra, ya que pueden penetrar en las grietas más minúsculas y evitar así el deterioro interior de cada bloque.
En pleno centro. La St. Stephens Cathedral en Viena, es una de las que está siendo tratada con este material.
Por ahora, se encuentra en la fase de evaluación de los diferentes productos aplicados en las catedrales de Pisa (Italia), Viena (Austria), Colonia (Alemania), Gante (Bélgica) y Vitoria (España).
En Bélgica. De fondo, La catedral de San Bavón en Gante, otra de las que está siendo tratada con estas nanopartículas.
Además, a largo plazo, evita los efectos de la alteración física (tensión mecánica ejercida por las sales al precipitar en piedras porosas) y de la alteración química asociada a la contaminación atmosférica (disolución de los minerales de la piedra).
Partículas en miniatura. El uso de nanopartículas ya se probó en las catedrales de cinco países europeos y en el edificio de la Opera de Oslo, construido en mármol,
clarin.com
enviado por Carlos Levon Arslanian
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